Antonijo Todorovikj

Los logros profesionales de los macedonios en España muestran cómo el encuentro entre culturas puede dar lugar a trayectorias profundamente enriquecedoras. Hoy hablamos con Antonijo Todorovikj. Llegó a España pensando que solo se va a quedar aquí tres meses, pero con el tiempo, esa etapa se convirtió en una historia de 26 años. A lo largo de este tiempo, no solo ha consolidado una destacada carrera en el sector IT, sino que además ha marcado un hito como el primer macedonio en trabajar en el club Real Madrid. En esta entrevista, comparte con nosotros cómo ha sido enfrentarse a los desafíos de la emigración y encontrar su lugar en una sociedad distinta sin perder su esencia macedonia.

Eres uno de los primeros macedonios que emigraron a España en los años 90. Sabiendo que España nunca fue un destino tradicional de emigración para los macedonios, ¿fuiste tú quien eligió España o fue España quien te eligió a ti?

Sé de otros macedonios que ya estaban en España mucho antes de que yo llegara, pero sí, a finales de los años 90 éramos pocos. Para ser completamente sincero, más bien fue España la que me eligió a mí. Probablemente fue el destino.

En resumen, mi historia es que conseguí una beca de prácticas en Madrid, a una de las universidades locales. El profesor con quien trabajé en varios proyectos, a pesar de algunos malentendidos iniciales, quedó muy satisfecho con mi trabajo realizado y me propuso quedarme. Me ofreció una nueva beca, unas nuevas prácticas, y me ayudó con la convalidación de mis estudios, para poder graduarme en Madrid. Sigo en contacto con el profesor, ahora como muy buenos amigos, ambos apasionados del baloncesto, aunque apoyamos a equipos diferentes.

El resultado final es que vine con la idea de quedarme en España solo tres meses, pero ya llevo aquí (con pequeñas pausas) 26 años.

¿Cómo fue tu llegada a España? ¿Te encontraste con alguna barrera cultural o administrativa en tu nuevo entorno?

Creo que llegué a la edad adecuada, era lo suficientemente joven como para que nada te resulte difícil, y lo suficientemente inexperto como para aceptar con más facilidad todos los retos. He pasado por todos los trámites administrativos relacionadas con el permiso de residencia, convalidación de documentos, etc, pero en general no puedo decir que haya tenido problemas serios. Los procesos legales de integración aquí son relativamente normales. De lo que estoy seguro es que hoy en día las condiciones para los recién llegados son mucho mejores, están mejor organizadas y son más fáciles que las que teníamos nosotros en aquella época.

Los sentimientos que tuve al llegar no los definiría como un "choque cultural". Creo que nuestra gente, macedonios y españoles, somos muy parecidos, lo que me ayudó a integrarme con mayor facilidad. Ambos tenemos ese aire mediterráneo, sabemos disfrutar de la vida, somos abiertos, trabajadores y hospitalarios. Nos gusta compartir y estamos orgullosos de “lo nuestro”. Por supuesto, también hay diferencias, en la mentalidad, en el modo en que miramos las cosas o en cómo reaccionamos ante ellas. Honestamente creo que soy más agraciado como persona por tener la oportunidad de ver y vivir los valores de ambos pueblos.

Cuando llegué a la capital, sentí que Madrid me abrió todas sus puertas, me reveló todos sus secretos y nunca me sentí extranjero. Al contrario, creo que durante los años que pasé en Madrid, logré convertirme en un "gato". Coloquialmente a los madrileños se les llama gatos, en alusión a los gatos callejeros que recorren las calles antiguas de la ciudad, llenas de historia, a altas horas de la noche.

La ciudad tiene una calidad de vida increíblemente alta, y en mi opinión es ideal para desarrollar tu carrera, si buscas un estilo de vida urbano, si eres amante del arte, la gastronomía, la historia, los deportes. Hay algo para todos. En Madrid se siente una energía positiva en el aire, la gente camina con una sonrisa. Los madrileños dicen: “De Madrid al cielo”, es decir, que después de Madrid solo el cielo (o el paraíso) es más bello y creo que esa es la mejor definición que he escuchado de la ciudad.

Cambiaste el dinámico Madrid por la soleada Valencia. ¿Influyó la cercanía del mar en tu elección?

Llevamos ya algo más de 3 años en Valencia. Hubo varias razones para elegir la ciudad, pero intentaré destacar las más importantes:

- Probablemente la razón más importante es que aquí vive mi mejor amiga, que también es macedonia, casada con un hombre extraordinario, un español
enamorado de Macedonia. Una gran y larga amistad que con los años se transformó incluso en compadrazgo.

- También siempre he soñado con experimentar la vida junto al mar, disfrutar de las ventajas y la paz que ofrece el Mediterráneo y conocer un estilo de vida
diferente al de una gran ciudad como Madrid.

- Por último, y no menos importante, mi esposa, que vivió en Valencia durante sus años universitarios, siempre me hablaba maravillas de esta hermosa ciudad
con su rica historia, su fantástica gastronomía y su alto nivel de vida. Con ella vivimos esta ciudad de una manera nueva, diferente, siempre en búsqueda de
nuestros nuevos lugares favoritos.

Eres un profesional exitoso con muchos años de experiencia en el sector IT, pero ¿qué momento destacarías como el más importante de tu carrera profesional en España?

Tuve, y todavía tengo, el privilegio de trabajar y colaborar con algunas de las empresas de IT más grandes del mundo, implementando sus soluciones de software y trabajando en proyectos donde los clientes son importantes marcas internacionales. Me siento afortunado de poder aprender algo nuevo con cada cliente y cada proyecto.

Si tuviera que destacar algo como una experiencia de vida increíble, sería mi trabajo en el club de fútbol Real Madrid. Sé que hubo un joven futbolista macedonio en las categorías inferiores del club en su momento, pero si no me equivoco, creo que soy el único macedonio que ha trabajado para el club. El software en el que trabajé y que desarrollé estuvo en uso en las tiendas oficiales del Real Madrid hasta hace unos años.

¿Cómo describes Macedonia a tus amigos en Valencia?

Siempre recomiendo mi patria con mucho cariño a mis amigos españoles. Muchos ya la han visitado. Siempre trato de transmitirles nuestra cultura, historia, gastronomía y costumbres.

Durante mi estancia en Madrid, tuve la suerte y el honor de conocer a la mayoría (si no a todos) de los embajadores macedonios en el Reino de España. Uno de ellos, lamentablemente ya fallecido, dejó en mí una huella especial.

En una de nuestras conversaciones, durante un paseo por el Parque del Retiro, me dijo: “Antonio, tú puedes ser un embajador de Macedonia más grande que yo.” Ante mi sorpresa, me explicó que, por diversas razones políticas, administrativas o protocolarias, los embajadores y representantes oficiales no siempre pueden decir o hacer lo que quieren, y que nosotros, los ciudadanos comunes que por diversas razones hemos decidido vivir aquí, también somos “embajadores” de Macedonia, con nuestro comportamiento, con la información que compartimos y cómo representamos a nuestro país.

Desde entonces, siempre intento describir Macedonia tal como es: hermosa, mágica, única en el mundo. Así que ahora mi vecino de abajo escucha Leb i Sol, mis amigos esperan que vuelva de Skopje con el ajvar hecho por mi madre, regalo las obras de Goran Stefanovski o El tiempo de las cabras de Luan Starova (traducidos por mis amigas cercanas), explico nuestras costumbres y cocino platos macedonios con frecuencia. Hay muchas maneras de describir Macedonia, pero creo que la más fácil es simplemente mostrarles a las personas importantes que te rodean cuánto la amas.

¿Qué es lo que más extrañas de Macedonia y qué es lo que más valoras de vivir en España?

Lo que más extraño de Macedonia es, por supuesto, mi familia y mis seres queridos. Mi familia está repartida estratégicamente, por así decirlo, entre Skopje, Ohrid y Kumanovo, y nunca tengo tiempo suficiente para ver a todos tanto como me gustaría cuando visito Macedonia. También extraño a mis amigos, la gente con la que crecí y con la que compartí tantas cosas. Echo de menos el restaurante Destan en el Casco viejo de Skopje, la paz de San Juan Kaneo en Ohrid, el olor a simit recién salido del horno a las 4 de la madrugada en Čair, echo de menos los cafés Rekord y Ciao donde pase mi juventud, extraño una partida de ajedrez con mi abuelo o mi padre, con nuestras charlas.

Hay muchas cosas que extraño de Macedonia, aunque tristemente algunas ya ni existen. Dado que he pasado más de la mitad de mi vida aquí, he aprendido a amar a España. Este país me ha dado oportunidades que ni siquiera podía imaginar, por las que estoy profundamente agradecido. A diferencia de los Balcanes, creo que los españoles están más socialmente concienciados como pueblo, saben luchar por los bienes comunes y cómo preservarlos. Solo hay que ver que España es el país con más trasplantes de órganos del mundo: eso dice mucho. Se suman con mucha más facilidad a iniciativas por un futuro mejor. Creo que no son tan esclavos de la historia como nosotros. En pocas palabras, tienen su propio sistema de funcionamiento, una filosofía de vida, imperfecta, claro, pero es su sistema, con sus valores, y hacen el esfuerzo de conservarlo y cultivarlo. Por supuesto, esta es solo mi opinión personal basada en mi experiencia, y supongo que es difícil decir que es válida para todos.

La comunidad macedonia en España, aunque muy pequeña, se ha vuelto bastante activa últimamente. ¿Cómo ves el papel de nuestra comunidad en el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países?

Creo que la creación de la Asociación “Sonce” ha sido una iniciativa muy positiva. No solo por el hecho de que no existía ninguna organización de macedonios en el Reino de España ni ninguna asociación de amistad hispano-macedonia, sino también porque brinda la posibilidad, a través de una organización no gubernamental, de presentar y transmitir Macedonia y la cultura macedonia de una manera nueva. Hacía falta algo así, se echaba de menos.

La actividad de la comunidad macedonia para recibir y ayudar a algunos de los heridos en el accidente de Kocani es un ejemplo fantástico de cuántas maneras se puede ayudar y actuar. Mi más sincero reconocimiento a todos los que colaboraron; es difícil expresar con palabras cuánto orgullo siento por la reacción de nuestra pequeña comunidad.

Una ONG basada en verdaderos valores puede tener una gran influencia, ayudar y contribuir no solo a la comunidad macedonia en España, sino también a familiarizar a los españoles con nuestra cultura y costumbres. Es como un puente que nos conecta, espero que haya más iniciativas de la Asociacion "Sonce" que sin duda apoyaría.

Como idea para la asociación, me gustaría terminar con una anécdota interesante, quizás algunos la llamarían curiosidad, que solo unos pocos conocen: cuando visitamos la casa museo del célebre Miguel de Cervantes, en su ciudad natal Alcalá de Henares, con mis padres en 2010, con las entradas recibimos un guía en inglés. En la planta superior de la casa, hay una pequeña biblioteca con versiones del libro "Don Quijote" traducidas a todos los idiomas del mundo. Al preguntar si tenían una versión en macedonio, la respuesta fue negativa. Un mes después de que mis padres regresaran a Macedonia, recibí un paquete con una versión en macedonio del libro, que mi padre había comprado en Skopje con el deseo de donarla al museo. Por alguna casualidad de la vida, la última vez que mis padres me visitaron en Madrid, en 2019, fuimos al conocido centro oficial de enseñanza del idioma español, el Instituto Cervantes, donde, para nuestra gran sorpresa, tenían registrado de forma oficial quién y cuándo había donado el libro en macedonio, el cual ya formaba parte de la colección de la biblioteca. Un pequeño gesto, pero de gran significado, al fin y al cabo, todos somos, de alguna manera, “embajadores” y, a la vez “quijotes”, de nuestros países.

23.5.2025